El doctor José Yslas Salazar es uno de los personajes emblemáticos de la charrería en la segunda mitad del siglo XX, y su historia siempre será apasionante por el lado que se la vea, integrante del Salón de la Fama de la Federación Mexicana de Charrería.
Se trata de una de las máximas figuras que ha tenido la Asociación Metropolitana de Charros de la Ciudad de México, agrupación de la cual fue presidente, y en tres ocasiones encabezó también al organismo que actualmente es la Federación Mexicana de Charrería.
Don José nació un 4 de febrero de 1925 habiendo sido tres veces presidente de la Federación en los periodos 1962-68, 1970-74 y 1978-82, prolongado periplo de 14 años en los que posicionó a México y la charrería en los primeros planos mundiales.
En su época como presidente de la entonces Federación Nacional de Charros, elevó internacionalmente la existencia del deporte de la Charrería en las famosas giras que llevaron a charros y damas charras a países europeos como Francia y España, y en el continente americano a naciones con larga tradición vaquera como Argentina, Brasil, los Estados Unidos de América y Cuba.
En sus años de dirigente también recibió múltiples reconocimientos, como La Condecoración de Honorary Govenor of the American Royal Libestock, otra en el Senado de California, además en Arizona, Los Ángeles y San Diego, donde queda la primera estatua monumental al Charro en las cercanías de la frontera entre México y Estados Unidos.
Incluso, en la Madre Patria, España, fue condecorado como caballero de la Orden de Isabel La Católica por su aporte en obras benéficas contra el cáncer; fue nombrado presidente emérito por el Centro Gallego de Madrid y general retirado de la cuarta división de las Fuerzas de Autodefensa de Japón.
Fue nombrado Embajador de San Antonio, por la Cámara de Comercio de Texas, otra mención como Miembro de la Sociedad Británica y le entregaron Las Llaves de la Ciudad de Londres; además, en Venezuela recibió una placa de la Hermandad Venezolana y una más del Hemisfer de San Antonio, Texas.
En enero de 1969 fue nombrado presidente vitalicio de la Federación Nacional de Charros y le fue otorgada la Medalla de Oro, máxima condecoración del organismo charro, nombramiento que fue ratificado por la Asamblea Nacional en el año de 1974 celebrada en Guadalajara, Jalisco.
Durante su segundo periodo como presidente de la Federación fue inaugurada la sede nacional de dicho organismo rector del deporte mexicano en las instalaciones que actualmente ocupa, el ExConvento de Montserrat en el Centro Histórico de la ciudad de México.
El Palacio de la Charrería fue inaugurado el 25 de octubre de 1973 por el entonces presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez, en las instalaciones que cedió en comodato el Gobierno del Distrito Federal por conducto de Agustín Olachea Borbón, Jefe de Turismo de aquella época, y que posteriormente fue nombrado embajador de México ante la República de Rumanía.
Joya Histórica de la Ciudad de México, uno de los edificios más antiguos de la República, la sede nacional de la Federación actualmente alberga las instalaciones administrativas del organismo, el Museo de la Charrería y custodia del acervo histórico del deporte nacional de México.
Don José Yslas Salazar ha sido definido como un hombre a carta cabal, gran charro y directivo, pero sobre todo un ser humano excepcional en el deporte de sus amores, un ejemplo de caballero, con grandes valores, acompañado de virtudes y elegancia propias del charro mexicano.