A fines de 1999, el Consejo Directivo Nacional de la Federación Mexicana de Charrería A. C., que encabezó como presidente don Javier García Sánchez, y don Pablo Cerón Matchain en funciones de secretario general, condecoró a don Andrés Becerril Arzate como Charro del Siglo, calificativo que se definió en una encuesta nacional.
Fue don Andrés Becerril Arzate, uno de los charros más famosos de todos los tiempos, fue fundador de la Federación Nacional de Charros en 1933 y seis años antes formó parte de los primeros charros que destacaron en Europa, espectáculo que puso en alto a México en España, donde tuvieron varias tardes triunfales.
En junio de 1994 fue entronizado en el Salón de la Fama de la Federación Mexicana de Charrería en su sede nacional, el Palacio de la Charrería, ubicado en la esquina de Isabel La Católica y José María Izazaga, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Su nombre también está grabado con letras de oro en el Salón de la Fama de la extinta Confederación Deportiva Mexicana (CODEME).
Andrés vio la luz primera el 5 de noviembre de 1905 en San Bartolo Naucalpan, actual Estado de México, siendo hijo de don Antonio Becerril Burgos y doña Luciana Arzate de Becerril.
Fue maestro de sus sobrinos que integraron la asociación General Manuel Ávila Camacho (MAC de Naucalpan) que fueron, durante cuatro años Campeones Nacionales de forma consecutiva, logrando dicho tetracampeonato en Veracruz 1961, Puebla 1962, Mazatlán 1963 y Ciudad Juárez 1964.
Andrés se casó con la señorita Esperanza Ortiz Ceniceros y procreó seis hijos: Norma, Andrés (+), Juan Francisco, Artemio, Marisela (+) y Miguel Adolfo.
De su padre Antonio heredó el gusto y la pasión por la Charrería, misma que fortaleció en su niñez, adolescencia y luego en la juventud, para explotar en una catarata de emociones en sus mejores años en esta disciplina que convirtieron en arte los Becerril.
Con sus hermanos Audomaro y Antonio, Andrés comenzó su peregrinar por los lienzos charros de México, después giras al extranjero, comenzando por Estados Unidos, África, Centro América, Canadá, Colombia y Europa, destacando una exhibición para el Rey Alfonso XIII en Madrid, llevando siempre orgullosamente el nombre de México y la Charrería por el mundo.
Venezuela también vio consagrarse a los famosos charros Becerril y hasta se volvieron a hermanar ambos países, ya que estaban rotas la relaciones.
Don Andrés dominó todas las suertes charras, destacando su elegancia en el floreo de reata, así como en manganas a pie y a caballo, destacó también en jineteo de toro y yegua, así como toreaba y ponía banderillas a caballo, incluso a pelo y a la Lola.
En 1926, en los Estados Unidos de América, compitió ante los mejores caballistas del mundo, erigiéndose como campeón, además de ser Monarca Mundial en floreo de reata, derrotando a los más diestros cowboys estadounidenses en la ciudad de Nueva York.
Fue de los precursores de la Escuela Charra y sobre todo del floreo de reata, en la que destacó su lazada grande y que fue imitada a lo largo y ancho del país, misma que heredó su hijo Artemio, siendo un artista que hacía verdaderas obras de arte con la chavinda.
También fue fundador de la Asociación de Charros Profesionales (José Velázquez y los Becerril, Andrés y Antonio), siendo el primer presidente Isidro Candia Galván de Tlaxcala.