Don Ramón Pandal Alanís nació el 8 de agosto de 1932 y dejó este mundo terrenal el 21 de octubre de 1980, a los 48 años de edad; ingresó al Salón de la Fama de la Federación Mexicana de Charrería el 27 de enero del 2016.
Rápida fue su vida, tanto laboral, social y deportiva, donde destaca en esto último su amor a la charrería, disciplina que llevaba bien tatuada en su corazón. Contrajo matrimonio con la señora Martha Socorro Hernández, con quien había procreó a sus hijos: Ramón, Pedro Alfonso, Guillermo y Juan Antonio, quien se adelantó en el camino hace 25 años
Inició su carrera deportiva a los 13 años de edad en el lienzo de Santa Anita Iztacalco, siguiendo en el deporte de sus amores pese a quedar huérfano desde joven, habiendo pertenecido a la asociación Metropolitana de Charros y destacado en las suertes de manganas, jineteo de yegua y paso de la muerte.
Realizó muchas giras al extranjero al lado de personalidades de la talla de don Armando Becerril y otros grandes charros de la época, cosechando amigos y manteniendo en alto la amistad y el gusto por el deporte mexicano, siendo la más connotada la visita realizada a España en 1964.
Con el total apoyo de don Ramón Pandal Alanís, miembro del Salón de la Fama de la Federación Mexicana de Charrería, nació la historia de la modalidad de charros completos en la década de 1960, de la mano de don Gregorio Luna Rangel y don Sergio Hernández Morones.
Durante el periodo la gestión de don Ramón Pandal Alanís como presidente de la asociación de Charros de La Viga se celebró la primera edición de la modalidad de los charros completos en el desaparecido lienzo de La Viga, en la capital de la República, en el año 1962.
El hidalguense don Leopoldo Guerrero Lara ganó aquel evento inicial de los charros completos, quedando precisamente Ramón Pandal en la segunda posición, ambos de La Viga, y en tercer lugar Manuel Lugo de la Asociación Nacional de Charros.
“Lo que nació como una inquietud se convirtió en proyecto, una gran herencia la competencia del charro completo”, reza en la placa que está en el Palacio de la Charrería de la capital del país.
Fue en la gestión del doctor José Yslas Salazar, entre 1962 y 1968, cuando la Federación Nacional de Charros avaló la modalidad de charro completo y que le mereció ser condecorado con la presea Espuela de Oro a don Ramón Pandal, quien fue dos veces aspirante a presidente del máximo organismo, siendo vicepresidente con Yslas Salazar de 1968 a 1969.
Para 1985 se fundó la asociación Ramón Pandal Alanís entre familiares y amigos, dando muchas satisfacciones en los años que duró en el maravilloso mundo de la Charrería.