Esta entrega trata de las armas de agua para las monturas y de los fustes que se usaban antaño, descripción detallada que tuvo a bien explicar Humberto Carmona, guía del Museo de la Charrería, el cual se ubica en la capital del país y que ofrece recorridos guiados sin costo para el distinguido visitante
Las visitas al museo son de lunes a viernes de 10:30 a 15:00 horas y de 16:00 a 18:00 horas, en la sede de la Federación Mexicana de Charrería en la esquina de Isabel La Católica y José María Izazaga, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
El arma de agua es aditamento que se ponía en las monturas; se traduce en defensa, protección y se diseñaban en piel de chango, lo que muy poca gente conoce, aunque también había de piel de coyote.
Se colgaba en la montura. En la parte trasera traía unos tientos que se sujetaban a la cintura, como las chaparreras, de arriba hacia abajo; esto permitía protección las piernas y la montura.
Se fabricaban en piel de chango y de coyote debido a que ese tipo de piel es impermeable, lo que protegía del agua las piernas y la montura, así se mojara bastante, lo que combinado con una manga ofrecía una protección completa para el jinete.
Y otro aditamento de la montura charra que no se ve regularmente es el fuste con lámina de plata repujada. Alrededor de la cabeza posee un aro de plata con una campana de la silla; es un adorno como los que tiene en las laterales de la silla.
Son sillas muy elegantes. Por la abertura del fuste significa que son muy antiguas, porque los caballos de antaño eran criollos, resistentes y no tan anchos. Se hacían muchas travesías en el campo y más en la temporada de lluvias, por lo que se utilizaba bastante como aditamento de viaje, al igual que el sarape y la manga, aunque ya en estos tiempos no se utilicen como en antaño.