Apasionante historia, sin duda, la dinastía de los hermanos Pedrero Anaya, charros que marcaron época en la década de 1970 y que fueron cuatro veces Campeones Nacionales y subcampeones en nueve ocasiones.
En todo aquel lienzo en que se presentaban el lleno estaba asegurado, y no era para menos ya que con esa pléyade de charros que deleitaban al respetable, nadie se quería perder el espectáculo de la Charrería.
Los Regionales de León fueron todo un suceso y que bien deben conocer las nuevas generaciones, gracias a las aportaciones semanales de la Federación Mexicana de Charrería que encabeza el ingeniero José Antonio Salcedo López.
Las hazañas están ahí en el lienzo charro “Los Paraísos” de León de los Aldama, Guanajuato, en placas y grandes recuerdos que hacen vibrar a cualquiera.
Ni el paso del tiempo ha podido borrar esas hazañas y aunque el tiempo no se detiene, lo cierto es que ocasionalmente salen a relucir ese tipo de anécdotas y que sirven para aderezar las amenas charlas charras.
El recuento lo hace Joaquín, hijo de una de las leyendas de la familia Pedrero Anaya, reviviendo los cuatro cetros nacionales, los nueve subcampeonatos y varios cetros individuales.
En 1964 fueron subcampeones nacionales en la cita de Ciudad Juárez, Chihuahua, y al año siguiente comenzaron a marcar época.
Los títulos nacionales llegaron en Tepic 1965, Toluca 1973, Tepic 1975 y Zacatecas 1979, además de casi una docena de subcampeonatos charros y sin haber participado de 1969 al 72.
Monarcas individuales fueron Don Gustavo Pedrero Anaya en las suertes de colas, terna y manganas a pie; Mariano lo fue también en colas, terna y manganas a caballo y Joaquín hizo lo propio en cala, piales y colas.
Después de ser bicampeón nacional con la legendaria asociación Universitaria de Charros de la Ciudad de México en 1969 y 1970, se unió Hugo al equipo de la dinastía Pedrero Anaya.
Integrantes de aquel gran equipo charro del Bajío de la República fueron los hermanos Pedrero: Mariano, Gustavo, Joaquín y Hugo, además de Fidel y Enrique Morín Guerrero, Jesús de la Tejera Escudero, Alejandro Aragón, Pedro Vázquez, Arturo Loza López y Lorenzo Roel, entre otros.
Hoy en día, las nuevas generaciones de la familia Pedrero siguen adelante y Alejandro Pedrero se ha dedicado a seguir con tan enorme legado, y en escaramuzas también siguen la tradición.
Otros integrantes de esta dinastía de prosapia se han dedicado a los jineteos y rodeos, amén de clases de equitación y todo lo que tenga que ver con el caballo, considerado mejor amigo del charro.