La Charrería No Tiene Fronteras, pero practicarla en los límites territoriales, como que tiene más mérito, por la lejanía y por preservarla, pero más a un lado del país más poderoso del orbe.
Por eso y mucho más, hoy la Federación Mexicana de Charrería que preside el Ing. José Antonio Salcedo López, rinde un tributo más que merecido al bajacaliforniano, don Rigoberto Rodríguez Zamudio. El nació el lejano 2 de enero de 1925 y se adelantó en el camino el 12 de abril del 2000.
Desde el pasado miércoles 25 de septiembre es nuevo miembro del recinto de los Inmortales de la Federación Mexicana de Charrería.
También recibió La Espuela de Oro, en la gestión del presidente de la entonces Federación Nacional de Charros, Dr. José Yslas Salazar, mientras que, por sus grandes aportaciones, para 2018 fue inducido al Salón de la Fama del Deporte de Baja California.
Fue Delegado de la Federación de 1962 al 65 y luego Vocal Ejecutivo en Baja California, de la Federación Nacional seis periodos, habiendo sido el artífice para que Tijuana fuera sede del Nacional Charro de 1969, en el Lienzo Misión del Sol.
Apoyo en la creación de las primeras asociaciones de Sonora y Baja California, así como de su entidad natal, Estados en los apoyó enormidades para la promoción charra, inaugurando varios lienzos, con él comenzaron las escaramuzas y decenas de asociaciones en las 3 Californias.
Él es papá de Rosita I, Reina de los Charros Mayores y de Rafael Rodríguez, Secretario de Tesorería y Finanzas del máximo organismo del Más Mexicano de los Deportes.
Esto es parte del legado, un Caballero Baja Californiano enamorado de su Patria y de su Tradición: La Charrería.
Nuestro personaje nació en Ensenada y a los días de su llegada a este mundo, su familia se trasladó en definitiva a Tijuana, habiendo fundado para 1954 la Asociación de Charros de esa localidad.
Al año siguiente, el ingeniero civil de profesión bajacaliforniano, diseña e inicia la construcción del Lienzo “La Regional”, en lo que hoy conocemos como la Avenida de los Charros cerca de la frontera con la unión americana, siendo por esas parcelas tijuanense la Decana del Deporte Nacional.
Desde 1956 nace la Asociación de Charros Regionales de Tijuana, en la que don Rigoberto fungió socio y directivo, hasta el último día de su vida.
Y no solo eso, sino que promovió el Deporte Nacional en la zona fronteriza, llevando a los mejores charros de época, para incrementar el nivel deportivo.
Abriendo los 60´s llevaron a su primer equipo al Nacional de Ciudad Victoria, quedando en la sexta casilla general y campeón individual en cala de caballo. Esos Regionales de Tijuana, lograron los subcampeonatos nacionales de Mazatlán 1963 y Ciudad Juárez 1964, además de nueve preseas de honor en las suertes individuales.